DIVERNÉTIC@

David Martz
06 de Enero del 2008
El martes pasado, el Honorable Ayuntamiento que encabeza el Licenciado, Jorge Lozano entregó un regalo de navidad a los potosinos, una pista de hielo que se instaló en el andador central del Parque de Morales. Por comentarios y por lo que se ha consignado en los medios impresos y electrónicos, a los potosinos les gustó el regalo que le dio su autoridad más cercana aunque sí hubo varios que lamentaron que la pista de hielo finalmente no se colocó en la Plaza de Aranzazu como originalmente se tenía planeado; el INAH lo impidió. Y es que una plataforma de patinaje sobre hielo, en el marco de uno de los bellos conjuntos arquitectónicos con las que cuenta la capital potosina se imaginaba como una espléndida imagen invernal.

La verdad es que nunca se supo por qué razón el INAH no dejó que la pista se colocara en una de las plazas públicas del centro histórico de la ciudad y eso no es nuevo, casi siempre dice NO sin dar una explicación que nos permita poder comprender su negatividad, que de lugar a darles o no la razón por parte de la ciudadanía y especialistas. El INAH ha tenido actuaciones opacas, ha dejado mucho que desear, ya que han existido situaciones en donde su intervención era más que necesaria, obligada a fin de preservar el orden arquitectónico e histórico de la capital potosina que ha sufrido pérdida de elementos arquitectónicos, transformaciones que han quebrado la imagen que daba a San Luis Potosí una belleza acogedora; lo sigue siendo pero antes lo era más. Mantenerla, preservarla, defenderla de las transformaciones es responsabilidad del INAH y esta labor no lo ha cumplido a cabalidad esta institución.

Por ejemplo, hace casi 15 años, cuando un gobernador del estado potosino, carente de sentido común sobre lo que es la arquitectura -no hay que estudiar ni ser especialista para tenerlo- mandó construir un arco fuera de todo lineamiento arquitectónico en terrenos que hoy ocupan la Plaza del Milenio; ¿dónde estuvo el INAH para impedir esa horripilante obra? En la Plaza de los Fundadores, se colocaron unos macetones y un templete de concreto, que además de romper con el conjunto arquitectónico ocasionaron que la plancha sea ahora frágil; ¿dónde estuvo el INAH para alertar e impedir acciones que en el futuro harían de la Fundadores en un lugar no apto para altas concentraciones por el riesgo de derrumbe?. La advertencia mejor provino de un catedrático de la UASLP Y podemos seguir enumerando otros casos que incluso son del presente pero el espacio es corto.

Esta claro que el INAH es opaco, sumiso cuando le interesa, y enérgico cuando le conviene serlo. La institución debe ser reestructurada, replantear sus objetivos a fin de que realmente sea defensora de la antropología e historia. Pero mientras tanto, el INAH tiene la obligación de también informar sobre su labor. Que de explicaciones y sólidas, bien fundamentadas del por qué no dejaron al Ayuntamiento instalar la pista de hielo en Aranzazu y cuya duración sería solamente de dis meses